Fabiola Ramos asume con naturalidad un hecho que, desde ya,
la hace pasar como pocos atletas en la historia olímpica de Venezuela. Al jugar
su primer compromiso en Londres 2012 se convertirá en una de las escasas
mortales en asistir a cinco Juegos Olímpicos en representación de nuestro país.
La zuliana de 34 años de edad se concentra en bajar su telón
deportivo de la forma más decorosa. Conoce sus potencialidades aunque también
sabe de la realidad en el escenario de su disciplina: un deporte minado por
chinos naturalizados en el mundo del tenis de mesa.
Ramos entrena en Caracas desde hace más de tres lustros.
Hizo una pausa en su rutina diaria para entregar ideas muy concretas de lo que
será su futuro pos-Londres 2012.
Dice que, esta vez, si se retirará del tenis de mesa, que
dejará la selección nacional y comenzará una nueva vida con un cambio de
prioridades. No abandonará la raqueta, pero ocupará un rol de agente
multiplicador en las comunidades.
Explica que se enfocó, para los juegos de Beijing 2008, en
dejar la actividad deportiva aunque extendió un poco más su carrera y hoy día
estar próxima a disputar sus últimas olimpiadas. Vivió una clasificación muy
accidentada que acabó en una remontada épica, así, como un gran capítulo de un
libro, en el chance final, y en el último servicio frente a la más inesperada
de todas las rivales.
¿Cómo valoras el hecho de asistir a unos quintos juegos
olímpicos?
Cuando llegué a Venezuela no había captado el hecho. Los
periodistas me lo decían, que era un récord de asistir a cinco juegos
olímpicos. Yo no lo sabía, nunca lo imaginé, pero es una gran responsabilidad.
¿Y Londres, cómo los vivirás?
Las voy a disfrutar porque serán las últimas. Son 86
personas que van al sorteo y debo buscar una mejor posición. Una medalla, es
muy complicado, un tanto complejo. Sería un sueño estar allí y estoy consciente
de eso. Ahora tengo más conciencia deportiva. No hace falta que lance 10
toppings (remates) para ganar un partido, ahora se hace con más inteligencia,
con juego corto, saque, esquena de juegos y estrategias.
¿Te alejarás de la selección totalmente?
No deseo estar más en la selección después de los Juegos
Olímpicos, quiero apartarme un poco y dedicarme a lo que he estado haciendo con
la masificación, es un trabajo duro y enriquecedor. Hay mucho estrés al estar
en la selección y al dejar de ser jugadora para convertirme en entrenadora es
someterme a lo mismo que he hecho toda mi vida.
¿No te interesa un cargo federativo?
Hay cosas en las que estoy en desacuerdo y desearía hacerlas
de otra forma. Aquí estar en la federación significa dar carreras para buscar
el presupuesto, para planificar. Si no tienes resultados no te aprueban lo que
pides, es un proceso que desgasta mucho mentalmente.
¿Hay relevo para ti?
Es difícil encontrar personas que tengan el talento y las
condiciones adecuadas para este deporte, esas surgen cada dos o tres
generaciones. Elizabeth Popper, por ejemplo, tenía unas grandes condiciones. Si
la veías fuera de la zona de juego nunca te iba a pasar por la mente que era
una gran atleta, excelente, con mucho talento. Es para mí lo máximo. Ella fue
la abanderada cuando por primera vez se introdujo el tenis de mesa en unos
juegos olímpicos y logró ganar partidos en Seúl 1988. Era una persona fuera de
serie, ella estaba muy avanzada para su época y el hecho de haber llegado hasta
dónde lo hizo, fue su gran logro.
¿Por qué no producen más jugadores?
En Venezuela el tenis de mesa está en la mitad de un proceso
de masificación. Se ha hecho un trabajo arduo, pero hace falta más. El femenino
siempre ha sido destacado y en el masculino las cosas se han dado distinto. En
Latinoamérica cuando un jugador sobresale, de una vez, lo llevan para
campamentos fuera de su país y eso se nota cuando vas a las competencias. Aquí
no sucede eso que es tan fundamental. A uno le retrasan mucho su maduración
porque lo dejan hasta cuatro años aquí, sin viajar, sin mucho apoyo. La
federación debe hacer un esfuerzo más grande, intenso, para que se logre dar
ese proceso de masificación que se encuentra encaminado.
¿Qué hace Fabiola para masificar?
Estoy trabajando con la Alcaldía de Caracas. Vamos a las
parroquias, dictamos clínicas, llevamos mesas y las dejamos en la comunidad. Es
un comienzo. Lo hacemos Katiusca Chirinos y yo, damos talleres a entrenadores y
chamos para que aprendan fundamentos básicos. Es su idea que estamos
desarrollando y que cuenta con el apoyo del alcalde Jorge Rodríguez quien es un
gran fanático y juega un poco de tenis de mesa.
Eso es lo que te ocupa, entonces
Es un trabajo fuerte, duro. Quiero transmitir lo que he
aprendido. Mientras hago eso me preparo para los Juegos Olímpicos. Después veré
qué hacer.
FRASE 1
“Es difícil encontrar personas que tengan el talento y las
condiciones adecuadas para este deporte, esas surgen cada dos o tres
generaciones”
FRASE 2
“No deseo estar más en la selección después de los Juegos
Olímpicos, quiero apartarme un poco y dedicarme a lo que he estado haciendo con
la masificación, es un trabajo duro y enriquecedor”
CIFRA 1
203
La mejor ubicación en el ranking mundial del tenis de mesa
que ocupó en el mes de noviembre del año 2003
CIFRA 2
2003
El año en que ganó su único campeonato latinoamericano, su
máximo logro individual en la zona de América
Perfil guerrero de una grande olímpica
Ángel Bello conoce, más que cualquiera, mucho a Fabiola
Ramos. Desde el año 2001 asiste, cada martes, a una jornada de terapias que le
han forjado su carácter apacible y la actitud guerrera.
“La madurez se programa y ella ha sabido encontrar eso.
Tiene un talento natural para adaptarse y rendir en cualquier deporte que haga.
Hay dos rasgos, de varios, que la distinguen: disciplina e inteligencia
deportiva. Eso la hace ser distinta a los demás”, sentencia Bello.
El psicólogo deportivo ha sabido conducir a la jugadora por
los difíciles caminos de la alta competencia.
“Ella posee también un elemento importante. Es una guerrera
nata, no se deja vencer, en la adversidad se crece, lucha, nunca se entrega.
Eso es un plus. Ella sabe cómo y cuándo reaccionar ante determinada situación
porque además de desarrollar su estrategia, sabe estudiar a su rival”, agrega.
Bello trabaja con patrones estadísticos y eso le ha
favorecido en los resultados.
“La alta competencia se trata saber qué hacer en una
situación porque en unos Juegos Olímpicos, todos tienen la misma posibilidad de
ganar”, selló.
Intimidades
“Fui pitcher y
lanzadora de disco, martillo y jabalina”, recuerda. Un día acompañó a su padre
a un lugar en el que había una mesa de “ping-pong”, cuando tenía casi 13 años y
de inmediato conectó.
“Le insistí a mi papá que me llevara a entrenar. Me
inscribió en un gimnasio que quedaba
debajo del estadio Luis Aparicio, en Maracaibo, y recibí mis primeras clases”,
explica.
Fabiola Ramos, la cinco veces olímpica, tiene la chispa de
todo marabino. Es locuaz, divertida y amena. Quienes me conocen lo saben porque,
en contraste, al enfundarse la ropa de
trabajo hace una metamorfosis para convertirse en una atleta, casi perfecta,
sobre una mesa de tenis.
“Soy una persona normal. Me gusta el cine, las películas
biográficas, escucho música y disfruto mucho de mis sobrinos. Ellos se toman
fotos conmigo para mostrárselas a sus amiguitos porque no le creen que soy su tía”,
detalla la jugadora quien está deseosa de cerrar su brillante carrera deportiva.
“Quiero tener hijos, familia, deseo por desarrollarme como
madre. Comenzar una nueva vida. Es difícil llevar una relación estable y el
deporte. En el tenis de mesa si hay hombres bonitos”, dice con picardía.
RECUERDOS OLIMPICOS
1
Atlanta 1996. La villa era gigante, con muchas cadenas de
comida. No pude visitar ni siquiera otros deportes. Fue muy rápido. Todo fue
emocionante, nervios, alegría, una serie de sentimientos cruzados. La magnitud
de aquello la sentí cuando me llamaron a jugar por primera vez, me abrumó.
2
Sydney 2000. Llegué como subcampeona del clasificatorio de
América y eso me dio mucha confianza. Estuvimos 15 días antes de la competencia
y eso nos permitió conocer más el país. Conocimos el acuario, los museos, las
personas muy atentas, la ciudad era otra experiencia y la comida fue fatal. Era
muy mala.
3
Atenas 2004. Fue un gran disfrute. Clasifique en individual
y dobles. Ya tenía 12 años como figura de la selección. En esta época
comenzaron los viajes de preparación que se hacían en China y eso nos dio un
nivel más alto. Conocimos algunas cosas. Era muy calurosa la ciudad.
4
Beijing 2008. Las viví como las últimas. Clasifiqué al
romper el gran paradigma porque vencí a una china-dominicana y eso fue muy importante
para mi carrera. Fue también como un cierre de ciclo porque después de 10 años
dejamos de ir a los campamentos en China.
No hay comentarios:
Publicar un comentario